Galerias Sakine Meiko & Shion Kaito

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Holaaaa, chicos y chicas ^o^
Nevan2 reportandose.

Si bien ya hemos subido un par de galerías, con Miku y Luka como contenido, ahora les traemos un par mas, de nada mas y nada menos que de Kaito y Meiko.

En la galeria de Kaito vienen walls, imagenes lindas, aunque la mayoria son muy grandes y enfermas xD.

En la galeria de Meiko hay también walls, vienen tanto de la primera versión de Meiko como la segunda Meiko Sakine, hay imagenes muy gays para mentes insanas xD y bue, ya saben.

50 imaganes de cada uno, como las galerías pasadas.
Links de Descarga:



http://www.4shared.com/file/252517793/9892eb17/Galeria4-KaitoShion.html



Me despido no sin antes decirles que la próxima semanas las dos galerías siguientes serán de los gemelos Kagamine.

Saludos por parte de Nevan2 y Sonsaku -w-


Galerias Hatune Miku y Megurine Luka

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Bien aqui de nuevo, por sino saben quien es, pues soy sonsaku....Nevan2 cruelmente me ha obligado de sol a sol a buscar imagenes ó,o jehh no del todo pero, esta nuevo post es para ofrecerles los pack de imagenes de Miku el cual me encargue de hacer y buscar y el de Luka lo hizo Nevan2
espero sinceramente lo disfruten y descarguen, hay muy buenas imagenes, wallpapers incluidos.

nuevamente les digo que se sientan libres d epreguntar cualquier duda o incluso peticion acerca del tema que nos gusta, osea vocaloid ^^

estan en Mediafire

Hatsune Miku Galeria 1

http://www.mediafire.com/?j22a2jyxtb4

Megurine Luka Galeria 2:

Un saludo de Nevan2 - sonsaku

Fanfic: La Hija de la Maldad

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Si bueno, aqui Nevan2........... de nuevo ¬o¬
Ya pareciera que este lugar sólo lo levanto yo TTwTT, ne pues... para que eso no pasara tanto le ordene a Sonsaku que editara este fic.
Les contaré mas o menos como estuvo esto.
Cuando Sonsaku miro el video de Servant of Evil, se excito tanto que sintio la necesidad de escribir un fanfic relacionado, pero como es homosexual de corazón adapto la historia a la serie Mahou shoujo lyrical nanoha y pues la verdad es que estuvo realmente bueno, mucho... así que le ordene lo editara con los personajes originales, o sea Vocaloid.
En el fic original los papeles estaban así.

Rin - Alicia Testarossa
Len - Fate Testarossa H.
Miku - Nanoha Takamachi
Kaito - Chrono

EDITO: Ahora yo, torpe Nevan, cual fue mi sorpresa que al intentar subir el fic, me encontre que ya habias escrito todo justo te apagaron el modem y no alcanzaste a subir

¿como que solo tu llevas el blog? -.- ne, me callo y no recuerdo mis contribuciones, hare que cierres la boca ahora posteando un poco aqui abajo D:

ne, igual gracias por aguantar mis emociones y excitaciones con las cosas que me gustan, ya sabes q son..... les deseo una buena lectura a todos

Nevan2, duerme y haz tu tarea¡¡




La Hija de la Maldad
By
Sonsaku

Hace mucho tiempo en algún lugar, existió el reino de malvada Humanidad y ese lugar era gobernado por la joven princesa con 16 años de edad. Poseía lujos y elegantes muebles y una sirviente con un rostro similar. Todo cuanto quisiera podía poseer. Si alguien se oponía a sus deseos sólo bastaba con jalar una cuerda y ya.

Una tirana Princesa, una Rosa Malvada, una fina flor.... En su más viva coloración, rodeada de patéticas hierbas, su nombre era Kagamine Rin.

Mi querida princesa tomaré tu lugar

El destino decidió no debemos continuar

Si tú fuiste malvada problemas no habrá

Tu sangre en mí estará y el tirano morirá


En el jardín soleado, rodeado de bellas flores de todos los colores, el ferviente testigo de nuestra infancia feliz. No había espacio para preocupaciones ni miedos, solo existíamos nosotros. Ella… mi hermana Rin y yo, éramos el fiel espejo del otro. Cabellos rubios y largos, cada día era mejor que el anterior. Nuestras risas y juegos eran el plato de siempre. Pero con tan sólo 5 de edad no sabía de lo que nuestra familia sería capaz.

Tan sólo hasta hace poco tiempo logré entender lo que el cruel destino nos hizo, porque el camino para unos gemelos como nosotros no podía ser el mismo, por lo menos no ahora. Siendo ella la mayor, destinada a ser la princesa de este mundo de insana humanidad, y yo siendo el menor debía cumplir mi deber volviéndome su viva protección, estando para servirle. Era inevitable que nuestra infancia se partiera en dos, una señorita como ella instruida por los mejores profesores, vestida con las mejores ropas no podía compartir el mismo tiempo con alguien como yo, quien juró venir al mundo sólo con el propósito de protegerla y mantenerla feliz hasta el último día de mi vida. Después de la muerte de nuestros padres a la edad de dieciséis, más que nunca debía cumplirte.

Aún con aquel conocimiento, por el amor de nuestra unión y de nuestra sangre estaba dispuesto a cumplir mi juramento, sobrellevando aquel peso. No importaba nada más, incluso ahora que vuelvo a estar junto a mi princesa, mi hermana, mi carne y motivo de nacimiento, el cumplir sus deseos y órdenes a la perfección se volvió mi reto; y mi premio era su sonrisa, esa que nunca cambió a pesar de la diferencia que se nos impuso desde niños.


Tú y yo nacimos juntas bajo el cielo azul

Las campanas se alegraron al vernos nacer

Y nuestra familia fue lo que nos separó

El futuro de los dos la codicia dividió


De repente todo volvía a ser como antes, nuevamente ella y yo, solos compartiendo a la edad de 5 años, como si no fuera la princesa y yo su sirviente. Sonreía alegremente tumbado entre las primaverales flores, los tiempos volvían a ser los mejores mientras sostenía su mano cálida.

– No importa lo que suceda, mientras esté contigo el cielo sigue siendo azul, aunque parezca nublado – El sonido de su risa acompañado de sus movimientos entre las flores, rodando y enternecida entre ellas inundaba mis oídos cual melodía de ángeles.

– Y aunque afuera haya un caos, tenemos nuestro mundo. –

– Pero si ese caos llegara a alcanzarnos, no tendría miedo porque sé que Len estará ahí para protegerme – Nos levantamos mirándonos fijamente, ambas manos se entrelazan, y una cálida mirada envuelve mi corazón.


Cuántas cosas nuestro destino nos dará

Toda nuestra vida siempre lamentaré

Hasta el fin del mundo mi alma te cuidaré

Y el verte sonreír siempre desearé.

Antes pensaba que el ser el único testigo de su verdadera sonrisa era el más grande privilegio, ignorando con ingenuidad lo que tenías para los demás. Las interrupciones de nuestro tiempo juntos eran inevitables, habiendo un pueblo lleno de hambre e inconformidad esperando sus explicaciones. Ante su trono docenas de mujeres y hombres se postraban ante sus pies rogando alimento. Yo a su derecha miraba atento su expresión, llena de incomprensión, un mano acariciando sus cabellos con vanidad y una nueva sonrisa conocía, una sádica que sólo mostraba, burla y juego era la respuesta para aquellas miserables personas.

– Tenemos hambre, nuestros niños enferman y mueren diario esperando la ayuda que nunca llega, por favor – Arrodillada con lágrimas y mocos recorriendo su cara, pedía a suplicas atención – ¡Ayuda! – Pero Rin jamás se mostró atenta y misericordiosa – Usted es la princesa, ayúdenos...–


De hecho una risa enorme de satisfacción resplandecía en su rostro, llenando de ira a la pobre mujer quién inesperadamente se levanta y corre en su dirección, iracunda cual fiera del monte. Yo sólo bajé la mirada y suspiré conociendo cuál sería el fin de su insolencia, como la llamaba mi dulce hermana.

En breve, guardias fornidos la toman entre sus brazos manchados de sangre inocente. La hacen arrodillar mientras Rin se pone en pie caminando elegantemente, sin dudarlo levanta su mano señalando a la joven mujer atenta ante las crueles y últimas palabras antes de su muerte.

– Todo aquel se revele en mi contra, no tendrá misericordia, si alguien osa atacarme su castigo no puede ser otro que la muerte. Sólo debo jalar unas cuantas cuerdas y sus cabezas rodarán manchando con sangre– Sostiene seguida de una macabra risa, mi caprichosa hermana ordena la inmediata ejecución de la mujer yéndose por fin.

Dejándome a mí ver el espectáculo, pero qué importaba mi opinión, yo sólo cumplía los deseos de mi amada Rin. No importaba cuánta injusticia fuera presenciada ante mí, siendo éste un palacio lleno de lujos y comodidades. Todo aquello que Rin deseara poseer estaba aquí, todo cuánto quería era traído con inmediatez. Muebles, vestidos, porcelana, seda, comida, bebidas….era imposible no sospechar que siempre y cuando quisiera, ella podía ayudar a toda esta gente, siendo a la vez su deber. Pero era ingenuo pensar que la tirana princesa se apiadaría de las almas hambrientas que rogaban por una gota de agua. Los guardias esperaban mi señal de empezar el temerario momento, siendo yo educado como guerrero, como fiel soldado sirviente de mi hermana. Desvainando la espada de nuestro reino, dispuesto a defenderlo o más bien a ella, mi querida Rin con el dolor de mi conciencia y la satisfacción de mi alma, ejecutaré yo mismo cualquiera sea tu petición. Seré su sirviente y el verdugo de esa gente, sus bellas manos no deben mancharse de sangre.
Después de sentir la carne desgarrarse en mi espada, nada podía hacerme recuperar las fuerzas y los deseos de vivir, como unas bellas palabras de felicitación de sus carmines labios, como la caricia de sus manos en mi rostro, limpiando las manchas de sangre que salpicaban mis mejillas, sonriéndome….susurrándome, compartiendo abrazos más asfixiantes. Encontrándola peinando su cabello, la hallo entretenida en su habitual tarea antes de dormir. Me recibes como siempre, para tranquilizar mi culpable corazón.


– No hay nada mal Len, ven aquí– Me dice volviendo a ser la dulce y tierna Rin de siempre, esa que sólo conozco yo. Siendo ambos las que nos reflejamos en el mismo espejo de nuestros ojos, idénticos salvo por unos centímetros de estatura, siendo yo el más alto. A veces no puedo ocultar la tristeza. Pero ella sabe como aliviarla.
– Rin….– Susurro dejándome envolver por sus brazos. Siento sus perfectas proporciones chocar contra mi cuerpo, llenándolo de nuevas sensaciones distintas a matar. Suspiro cuando sus brazos se enredan en mi torso y los míos contienen su frágil espalda – Ya está, puedes dormir tranquila – Aseguró con determinante ternura el cumplimiento de mi misión.

– ¿Estarás siempre conmigo Len? – Pregunta refugiada entre mis brazos.

– Por supuesto que sí. No habrá nadie que pueda separarme de tí, ni siquiera la muerte. Porque incluso velaría por mantener tu sonrisa.

– ¿Existe alguna otra persona en quien pienses tanto como en mí?–

– En absoluto. Aunque éste reino esté lleno de personas buenas o malas, en definitiva eres tú en quien más pienso. La única. –


Con seguridad afirmé todas y cada una de esas palabras, porque así lo sentía desde el fondo de mi corazón. Estar siempre con ella, no había atisbo de duda. Yo estaría ahí para Rin siempre, no importa si su sonrisa sea buena o mala, porque yo no la quiero por sus virtudes o defectos, la quiero porque es mi hermana, es mía. Madre que está en los cielos debe perdonarme por esta insolencia, por estos insanos sentimientos...


– Quédate conmigo esta noche – Pide. Yo sólo puedo estar embelesado con el mover de sus labios.

– Yo... creo que no es buena idea – Solté, era necesario, internamente le pido perdón por ser ésta la única cosa en toda mi vida que no podré cumplirle.

– Habías dicho que obedecerías todo lo que pidiera ¿no es así? O acaso mentías – Pregunta mientras yo me alejo en un intento de autocontrol.

– Lo sé, es mi presente y lo pienso a diario. Pero prometo que esto será lo único que pueda negarte ahora – Respondí, el dolor de no poder complacer a Rin y el inmenso sentimiento que nace en mi corazón se unen contra mí, en busca de regresar a sus brazos abiertos y su cálido cuerpo. Aprieto mis labios, cierro los ojos.


Cuando la chispa de un sentimiento crece en el corazón hasta convertirse en llama, lo más propicio extinguirlo si es un amor prohibido. Aunque ahora exista la paz y nadie se oponga a las condiciones de mi hermana, en mi interior hay una guerra debatiéndose.

Llevándome a pensar que alejarme momentáneamente de ella es la decisión más sana.

Por suerte… ella misma se ha encargado de aliviar este peso. Enviándome lejos en una de sus tantos caprichos, encontrándome apartado de su presencia, estando en otro lugar donde el cielo es igual de azul a nuestro reino. Donde las personas viven felices y son libres como viento, tan diferente en el nuestro. En un día espléndido como éste, jamás pensé que encontraría a la niña que iba a acabar con esta melancolía.


Cuando realicé un viaje en otro país

Una linda niña capturó mi atención

Era su sonrisa lo que a mí me agradó

A primera vista ella me enamoró.


De Verde menta era su traje, seguramente hecho por los mejores sastres. Su cabello y ojos me liberaron de mis ataúdes, en especial su sonrisa que inundaba de sonido la concurrida calle. Mis mejillas se pusieron tibias. Una paz me abriga y ni siquiera sabía de dónde venía. Esa joven muchacha iba colgada del brazo de un hombre un poco más alto que ella, ambos se divertían y reían.
Detenidamente quedé pasmada mirando toda su gracia, siguiéndola con la mirada hasta que de ella no volví a ver nada. Aquella hermosa joven que había perdido en la mitad de esa calle….si hubiera sabido que cruel sigue siendo el destino hubiera apartado mi mirada de su cara. ¿Cuál puede ser la suerte de alguien como yo? Al pretender a la princesa del reino en el que ahora me encuentro. Lastimosamente mis deberes con amada Rin aún no terminaban, mi estadía en este lugar se prolongaba mientras esa risa inundaba mi alma, yo no podía hacer nada para evitarla.

El reboso del vaso fue cuando por fin pudimos estrechar nuestras manos en una simple reunión de sociedad, de estrechar lazos entre reinos vecinos, no pensé que aquí encontraría al poderío encarnado en esta bella doncella, llamada Miku. Incluso su nombre era tan hermoso como lo que rodeaba. Sus cabellos, sus ojos, sus labios, pero lo que a mí me agradaba era su forma de ser.


– Kagamine Len, encantado de conocerla su alteza – Me presenté cordialmente.


– Hatsune Miku es un placer tenerlo de visita en nuestro país, espero le agrade su estancia.

De saber todo lo que estas simples palabras traerían a mi vida, a nuestras vidas hermana mía, hubiera desaparecido de Miku aquel día. Porque después de hoy no pude dejar de pensarla. Se había llevado todos los deseos impuros que sentía por Rin. Cada día era vivir en armonía, no pudiendo evitar conocerlo todo de ella así como ella todo de mí. Esto sólo era el principio de un tierno idilio entre la muchacha de bella sonrisa y el sirviente de Rin. El calendario corría sin medidas, las noches trascurrían y entre nosotros los lazos del amor se fortalecían. Las conversaciones, las cenas, los encuentros casuales y los no casuales me llevaron a caer en el abismo de la alegría.

¿Cuánto tiempo durará toda esta vanidad? Yo sabía como esto iba a terminar. Ella se casaría con aquél hombre, con ese que la vi tomada del brazo el primer día. El Principe y respetado Shion Kaito, ese sujeto encantador por el que toda mujer moriría, menos ella. Si tan sólo Miku se hubiera enamorado de él, sería más fácil salir de su vida. Pero mi infaltable amigo el destino se encargó de hundirnos en las tentaciones del amor prohibido, del amor que no es admitido.

Aún ahora, teniéndola aquí. Compartiendo abrazos cálidos y conteniendo los deseos de besarnos desde que nos miramos esa tarde de verano. Como permitimos que la llama de una pasión incendie todo lo que está a su paso. Porque de seguir así nuestros cuerpos serán los próximos en no aguantar este desacato.


– Miku, esto no está bien. Tú te casarás y yo me iré lejos. Mi deber no es estar al lado de una mujer – Musité, estando ambos en un jardín de mi residencia temporal en este precioso lugar.

– Yo no me quiero casar. Bien sabes que no lo amo, a pesar de ser tan guapo y educado, Kaito no es quien ocupa mi corazón – Sus palabras eran desesperadas en un intento de no dejarme ir, de convencerme de que si quisiéramos nuestro amor no tendría fin. No habría nadie que se opusiera a esto, nadie….


En esos momentos mi mente quería que de mi boca salieran palabras, pero sólo se supo que Miku estaba sobre ella. Sus labios tiernos y porcelanos no dejaron espacio cuando nos besamos. Era mi obligación detenerlo, pero por el contrario, lo único que hicieron mis manos fue afianzarlo. La abracé fuertemente hacia mí. Envolví la frágil cintura, enlazo mi cuello para comparar mi altura y dejar que sea Dios en el cielo quien juzgue nuestra desobediencia.



Cuando llegué a nuestro reino, me di cuenta de la diferencia de cuando partía de aquí hacía ya innumerables días. Recordé bajo la tarde en que el barco zarpó, cómo en mi rostro no había ninguna sonrisa, tan diferente decoro volvía. Ahora algo resplandeciente, alimentaba mis deseos de continuar con mi vida. Una promesa de volver a vernos, fue sellada en la tarde que nos besamos. En mi corazón no existía duda de que lo haría, de volver por ella antes que contrajera nupcias.

Pero la ingenuidad de mi ser no tenía límites. Si yo pensaría que todo iba a ser miel sobre hojuelas, no contaba con mi Hermana Rin. Después de meses de ausencia, esperaba yo que mi bella hermana me recibiera con alegría. Mi sorpresa fue encontrarla sin vida, pero no porque le haya sido arrebatada, era la expresión de su lloroso rostro lo que parecía doloroso. Sentada en su trono con una rosa amarilla clavándole las espinas en su carne tibia, la sangre goteaba a medida que seguía apretando con ira la pobre rosa no marchita. Caminé hasta ella y de un solo golpe me arrodillé ante su presencia.

– Rin, he vuelto hermana mía, para protegerte y seguir manteniendo tu sonrisa – Hablé en nuestro usual tono, pensando aliviar la razón de su extraño comportamiento.

No hallé respuestas, salvo lágrimas cayendo en su vestido.

– Mentiroso – Es lo que contesta.

– ¿De qué hablas alteza mía? – Pregunté desconcertado.

– Me jurabas amor y que sería yo la única en que pensarías, estoy decepcionada y abandonada por la causa de mi hermoso hermano, Len… ¿creerías que no lo sabía? He sido casi testigo de tu egoísmo, has estado en brazos de otra, mientras yo lloraba por tu demora.

– Rin – Me puse en pie y caminé hasta ella, imito mi acto y nos encontramos como nunca habíamos estado. Discutiendo.

– La odio, Len – Dice clavándose las espinas, mostrándome su herida – La odio con toda mi alma, si en verdad eres mi esclavo demuéstrame la devoción que sientes por mí, por tu princesa. La única que puede ser en quien piensas.

– ¿A quién odias? ¿De qué hablas mi hermosa Rin? –

– Odio a la mujer que amas, pero aún más odio que sea ella por quién sonrías. ¿Acaso no me decías que me amabas? –

– Pero ese amor…

– ¿Ese amor qué?

– No puedo atenderlo. No debo hacer lo que se me antoja sólo por seguir y satisfacer mis instintos.

– Entonces no te preocupes, porque he de ser yo quién dé rienda suelta a este amor.

– Pero…

– Soy la princesa Len, puedo hacer lo que quisiera y ahora lo único que se me antoja….eres tú. Porque eres mío. Porque así como tú, no te amo por tus virtudes y defectos, te amo porque eres mío, hermano. – Alza una mano y acaricia mi mejilla con la palma que no estaba herida, dándome el tibio calor en medio de la desesperación – Responde a esto Len ¿me amas? –

– Sí, te amo Rin –

– Exijo una prueba de tu amor, si he de ser yo la única mujer en tu corazón ahora mismo vas y matas a la que me lo robó –

– Pero hermana…

– Si no lo haces, sabré que mientes y nunca en tu vida volverás a ver mi sonrisa. Quiero a esa mujer fuera de nuestras vidas, derrama su sangre y deja esta rosa como prueba de su existencia marchita.

Pero tus deseos me diste a ordenar

A esa niña no querías verla jamás

Yo lo cumpliré y así tú descansarás

Aún no entiendo porqué me siento tan mal.

En efecto Miku, volví por ella como lo prometí. En menos de un día después de la orden de Rin, me encontraba llegando a mi propia agonía. Con el dolor que esto me suponía, clavé mi espada en el corazón que una vez me perteneció….por el amor de Rin y mantener su alegría, el precio de la mía era lo justo. Aunque con ello cobrara la vida de alguien que me había amado.

Cuando mi espada atravesó su carne, en su rostro una sonrisa se dibujó, marcando la tristeza de un adiós, me dijo:

"Si he de vivir sin ti, de tu mano prefiero morir"

Lágrimas que se confundían con el agua cayendo sobre mi cabello y sobre su fallecido cuerpo, sostengo su mano hasta el último momento. Aún está tibia….sus labios siguen rojos, me muero por besarla. Porque no habrá otra beso, otra caricia, otro recuerdo, porque éste será el último, el más triste, el más sangriento, nuestro último encuentro….el último. Eso es lo que me duele en el fondo de mi corazón. Después de hoy deberé olvidar su rostro, enterrarlo en mis memorias y no sacarlo jamás. Si por mí fuera ahora mismo mi vida quisiera terminar. Pero Rin me está esperando para comenzar una vida juntos y llena de su felicidad.

Mi querida princesa siempre estaré aquí

El destino de los dos con la ira y corazón

La merienda de hoy es un flan con mucho amor

Tu sonrisa real volvió mi vida por fin brilló


Al regreso de nuestro jardín, lleno de flores que no tienen fin. Estábamos los dos de vuelta como el primer día antes de toda esta miseria mía. Sosteniendo su mano, revoloteando entre flores. Sus risas inundaban mis oídos y su belleza saturaba mis pupilas. A pesar de cargar con la muerte de la mujer que amé, estos momentos con Rin me recordaban que aún había motivos para vivir.

El día es el testigo de nuestros corazones envueltos en jugo de flor, pero es la noche enemiga mía que se encarga de atravesar las tentaciones de un pobre y olvidado cuerpo sin corazón. Cuando mi amada Rin su torso desnuda como otra prueba de su ferviente amor, siento que la candela que una vez se apagó cobra fuerza enredándola entre mis brazos.

– Esto no está bien, somos hermanos – Trato de hacerla entender.

– Somos uno solo, déjame ser tuya y dale a tu princesa el derecho de pertenecerle –

– Siempre te he pertenecido, bien que lo sabes –

– La materialización de tu amor es lo que exijo yo, somos un espejo distorsionándose en frente del otro. Si aún así te quieres ir ¿Qué dirás si te digo que siento temor de la oscuridad? Len nunca dejaría que los temores se aprovecharan de su dulce hermana.

– Si ésta es la única forma de calmarte, como tu sirviente me hago responsable.

– Suena como si no quisieras que sucediera, pero ambos ansiábamos el día en que nuestros cuerpos de fundieran.

De sus labios no salió otra queja u reclamo, de ellos esperé un ola de besos y deseos mezclados con amor y pasión. Su cuerpo inexperto tanto como el mío temblaba en la oscuridad de un cuarto enorme, la única puerta bajo llave, y la única cama espera por los jovenes en busca de consumar su prohibido amor.

Cuando llegamos a ella, el tiempo se detiene. Mi respiración quiere sincronizarse con la suya, los latidos de mi pecho se desbocan. Dos personas se besan, se abrazan. No se quién está encima del otr, sólo sé que mi cuerpo tiembla, las sábanas se arrugan bajo nuestro. Su saliva se disuelve, sus pechos suben y bajan, si hay un culpable soy yo… ¿Qué dirían nuestros padres si fueran los testigos de mi pecado? Qué dirían ante tanto desacato… he consumado lo que tanto temía, he dejado que mi mente no reciba la pena de la culpa. Me limito a pensar, a sentir…

No sé nada. Sólo la oigo gemir, me dejo guiar por ello y permito que de mí salga todo lo que la haga feliz. A partir de ahora nada seré como antes, sólo sé que nada será igual.

¿Qué pasa cuando crees que la felicidad es alcanzada? Sólo temes a que te sea arrebatada. Yo no pensaba en consecuencias de nada cuando miraba a mi hermana sonreír bajo las sábanas, después de nuestra noche desbocada. Sus ojos como los míos, reflejan la alegría de los días de infancia perdidos por la ambición, ambición que sería la aliada del final del destino de ambos.


Algún día este país justicia tomará

Y el enfado de la gente no se evitará

Si ya no hay remedio a lo que el destino traerá

No debes preocupar la culpa mía será

Creí que todo serían risas y cantar, noches de desmedida pasión, pero los sonidos de gritos y el olor a guerra inundó mis oídos y nariz: estaba ante el principio de fin. La gente corría por todo el palacio, mi hermana entre sábanas asustada se levanta y una muchedumbre ataca. Lanzas, fuego y palabras de odio y muerte se nos reciben en esta madrugada de sangre y desolación. Las antorchas de guerreros, las cascos de caballos, la marcha de la muerte empieza buscando a la responsable de tanta tiranía.

Todos aclaman a la princesa, no por generosa y piadosa mujer benevolente, exigen la muerte y ejecución de la soberana de mi corazón. Miro a la multitud desde la seguridad del palacio, mientras Rin asustada busca sus ropas, en mi distancia encuentro un rostro que ya había visto antes. El Principe Shion Kaito encabeza y lidera la guerra. Su rostro lleno de ira pide a gritos la cabeza de mi princesa.


– ¿Qué sucede Len? – Llora desconsolada.

– Nada… todo estará bien – Busco consolarla en medio de la barricada, la abrazo fuertemente, debo pensar en cómo sacarla con vida de quienes buscan quitársela.

– No quiero… no quiero ser ejecutada – Llora amargamente temblando entre mis brazos, así como hacía unas horas lo estaba pero en la cama – ¡No quiero morir Len! no quiero – Gritaba mientras oía cómo derribaban la puerta, el fin se acerca. Un nudo se forma en mi garganta y busco las palabras que deseen consolar a su pobre corazón de niña.


La seguridad del castillo no durará mucho, nadie supo en cómo ésta romántica madrugada acabaría de la forma más inesperada, el sol comienza a salir… de lo único que estoy seguro de ello, es que será mi primer y último amanecer al lado de mi amada. La tomo fuerte de los brazos, la miro directo a los ojos y sonrío lo mejor que puedo.


Apresúrate mi ropa te quedará

Tienes que escapar y ya no mirar atrás

Todo estará bien tú y yo somos similar

Nada me pasará ya no debes de llorar


– Te prometo que vivirás, mi princesa, nunca olvides yo te voy a cuidar. Nada te pasará mientras yo aún pueda respirar. Mi amada Rin debes huir y no pensar en nadie más, cuando las campanas del amanecer suenen de este lugar fuera debes estar.

– ¿Len? – Sus lágrimas ruedan, tal vez comprenda lo que quiero decirle.

Perdóname hermana, porque no podré amanecer contigo de nuevo...

Respiro hondo y tiro mis ropas a sus manos, beso sus labios como si fuera la primera porque será la última. La miro directamente a sus ojos. No puedo llorar, no ahora… no porque no quiero que se lleve esa imagen de mí. Esta última imagen siempre será del Len que tanto la ama, no de un niño que busca escapar ante la adversidad.


Mi querida princesa tomaré tu lugar

El destino decidió no debemos continuar

Si tú fuiste malvada problemas no habrá

Tu sangre en mí estará y el tirano morirá


Escuchaba sus llantos, sus manos deteniéndome, jalando desde las ropas que antes llevaba puestas. Ahora es ella libre, yo enfrentaré cualquier pecado que haya cometido mi hermosa hermana. No permitiré que la toquen aunque sea por mi bien. La miré una última vez, y sonrío… lo único que lamento es que no podré llevarme esa sonrisa porque ahora llora. Quisiera por lo menos admirarla una vez más, pero tiempo no hay y debe escapar antes que la gente descubra el plan.


– Adiós – Susurro emprendiendo marcha a lo que el destino traerá, la dejo arrodillada con mis ropas a medio taparle. Ella sabe a dónde ir, por dónde debe salir. Lastimosamente no puedo hacer más por ella, debo enfrentarlo antes que cualquiera note nuestra partida.


– ¡LEEEEEN! ¡¡NOOOO!! – En medio de sangre y gritos, ya no miré hacia atrás.


Hace mucho, mucho tiempo en algún lugar

Existió un reino de una mala humanidad

En esa tierra sólo podía gobernar

La querida y hermosa alma de mi hermana


Aunque el mundo vaya en contra de los dos

Contigo a mi lado siempre caminaré

Nunca olvides que yo siempre te cuidaré

Y verte sonreír siempre desearé

No quisiera que esto hubiera terminado jamás. El bello romance que ahora debe finalizar en medio de una ferviente multitud, con un verdugo así como lo he sido yo, he de finalizar mi trabajo junto con la vida que lleve. Lastimosamente esto ya no tiene vuelta atrás, pero si he de morir por mi hermana, una sonrisa se dibujará en mis labios hasta que mi sangre salga derramada. Un Ministro aquél reino en que fui criminal, anuncia los crímenes de los que se acusa a esta tirana princesa.

Mi querida princesa yo siempre estaré aquí

Tu sirviente fiel yo soy, hermanos de corazón

Vine al mundo para darte total protección

Mi vida por ti daré, el tirano seré yo.


Mi dulce hermana, quiero que sepas que siempre velaré por tu bienestar. Eres la causa y motivo de mi vida .Sé que hice lo honesto, de lo único que me arrepiento es de no estar contigo en este instante. Eres mi princesa de los cuentos, nunca olvides que tuviste una hermana que te amó en todo momento, espero ansiosamente nuestro proximo encuentro.

Si pudiera lograr yo volver a nacer

Pediría jugar contigo otra vez…


FIN


Reproductor Vocaloid

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Hola D:!

Aquí Nevan2, colocando por fin nueva entrada, una con un lindo aporte por cierto (?)
pues Sonsaku y yo pensamos en presentarles un mini-reproductor, que quizá muchos ya conozcan, pero supongo que no esta de mas colocarlo, igual hay quienes no tengan idea de que se trate.

Pues bue, Flele Vocaloid, como acabo de decir esto es un mini-reproductor de mp3.





Realmente es muy sencillo de usar, sólo basta con arrastar la pista hasta el personaje que aparecerá en la esquina izquierda de su escritorio (si aparece en otro sitio se debe a que tu ordenador es super gay, D:!, jaja no) bueno el lugar no es importante, puedes desplazarlo donde mas te gusta, como decía, sólo es necesario arrastrar la pista hasta el personaje y comienza a reproducirse, es muy decorativo, consta como personajes principales, con Kaito, Meiko, Miku, Len y Rin, entre otros, para cambiar de personaje se presiona click de opciones del mouse y se selecciona "Shell" y en seguida aparecen los personajes disponibles ^^

Aqui el link de descarga:

http://www.mediafire.com/?y2ofgmgjzdt


cualquier duda, aquí estamos para disiparla !


Saludos de parte de Sonsaku y Nevan2 ^0^